- Jack... - Pudo decir finalmente Elsa rompiendo el incomodo
silencio que se había formado. -El chico de la ventana... - Un torbellino de
emociones la invadió, no sabía que más decir. Había pasado cada día tratando de
encontrarle, buscando pistas... lo que fuera, lo habló con sus padres y
pensaron que solo era un amigo imaginario que se había inventado para no
aburrirse tanto tiempo sola. En ocasiones incluso dudó que su encuentro fuera
real, pero, después de años ahí estaba él de nuevo, frente a ella y exactamente
igual. - ¿Por qué...? Estas igual que la primera vez que te vi... - Elsa
comenzó a respirar con un poco de dificultar, estaba alterada y la nieve que
caía a su alrededor lo confirmaba. - Me he pasado años buscándote... ¿Por qué
desapareciste de repente? ¿Por qué no volviste nunca? ¿Por qué nadie sabe nada
de ti? ¡No tienes un aspecto que pase desapercibido... nadie capaz de... volar
pasa desapercibido!
- He cálmate fiera... o majestad
- hizo una leve reverencia inclinando la cabeza. - No era mi intención, lo
siento, yo... quería venir antes...
- ¿Cómo lo haces? - Interrumpió
Elsa.
- ¿Qué?
- Tus poderes ¿Cómo los
controlas?
- ¿Me lo está preguntando la
persona que se montó un chale de hielo en lo alto de una montaña?
- ¡Déjate de tonterías!
¡Respóndeme, enséñame antes de que vuelvas a desaparecer! - La nieve que cubría
sus pies se convertía lentamente en hielo afilado.
- ¡Eh relájate! Y no voy a
desaparecer, no esta vez. Y no puedes controlar nada si no te controlas a ti
misma.
Jack quiso acercarse pero inmediatamente Elsa
se apartó bruscamente y un soplo de aire procedente de ella agitó el pelo de
Jack.
- ¿Por qué tanto miedo? No voy a
hacerte nada.
- Tu a mi tal vez no... pero yo a
ti sí. - Sus ojos reflejaban un profundo miedo.
Jack no pudo evitar soltar una carcajada, la
reina no entendía que le hacía tanta gracia.
- No puedes hacerme daño, no te
preocupes por eso. - Se apoyó sobre su bastón con ambas manos y sonrió. - Nadie
puede en realidad.
Elsa le miró dubitativa.
- ¿Qué quieres decir?
Jack la miró y dudó unos instantes antes de
responder. Pensaba que debería saber la verdad pero no estaba seguro de si
podría entenderla. Tampoco sabía cómo explicárselo.
- ¿Sabes quién es el Hada de los
dientes? - Dijo finalmente Jack.
- ¿Quién? - Dijo con expresión
dubitativa.
- Ya sabes: El Hada que se lleva
los dientes de los niños cuando se les caen.
- ¿Disculpa? - Cada vez estaba
más confusa y su mueca se hacía más evidente.
- Vale... veo que no. A ver, para
resumirlo... digamos que no soy de este mundo. - Elsa no cambió su cara. - El
por qué nadie sabe nada de mi es sencillo y es porque nadie más que tu puede
verme.
- ¿Qué? No, eso no tiene sentido.
- No, no tiene mucho sentido:
Como tú has dicho puedo volar y eso no pasa desapercibido, pero tanto el día
que te encontré en la ventana como hoy he estado entre la gente del pueblo,
incluso con tu hermana, y nadie, nadie más que tu es capaz de verme.
- ¡Mi hermana! ¿Qué? No, espera ¿Insinúas
que eres un fantasma? - Cada vez hacía más frío en la habitación, algunos muros
comenzaron a agrietarse.
- ¡Eh, no! Tranquila, tranquila.
- Intentó acercarse de nuevo para calmarla pero una vez más se apartó. - No soy
un fantasma soy... soy un... ¡un guardián!
- ¿Guardián?
- ¡Sí! Y estoy aquí para
ayudarte.
- ¿Y por qué no me ayudaste
cuando era una niña? Cuando más lo necesitaba... esto podría haberse evitado
¡¿Por qué no me ayudaste entonces?!
El viento el hielo y la nieve que la rodeaban
se volvió loca y los pedazos de hielo volaron velozmente hacia Jack, pero antes
de que impactaran contra él clavó su bastón en el suelo y la tormenta se calmó
por completo, solo la nieve y el hielo quedaron sobre el suelo.
Elsa observaba la situación perpleja.
Jack se inclinó y cogió un montón de nieve con
el que hizo una bola y le sopló delicadamente.
- Sabes majestad, tengo la sensación
de que hace mucho tiempo que no te diviertes.
Y con estas palabras le lazó la bola a la
cara. Elsa no se lo esperaba, la bola impactó contra su cara dejándole el rostro
rojo y la boca llena de nieve. Pero por extraño que fuera no se enfadó, siendo
exactos, no supo cómo reaccionar, pero de repente una sonrisa se esbozó en su
rostro y de entre sus labios escapó una pequeña carcajada. Ponto olvido sus
poderes, el miedo y el peligro. Hizo otra bola de nieve para contraatacar pero
Jack fue más rápido y le lanzó otra, que esta vez dio en el hombro. Así comenzó
una batalla de bolas de nieve en el piso superior del palacio; Jack volaba por
la habitación provocando a Elsa y esta trataba de acertarle con las bolas de
nieve, de vez en cuando el bajaba para recargar la munición y llenar de nieve a
la reina. Por primera vez en años Elsa recordó lo que era divertirse.
- Vamos reina de las nieves estoy
aquí ¿A dónde apuntas? - Decía Jack entre risas mientras volaba por la
habitación.
Pero sin pensarlo siquiera, Elsa creó con sus poderes una
enorme bola de nieve que impactó de pleno sobre Jack tirándolo al suelo y
enterrándolo. Fue entonces cuando Elsa fue consciente de lo que había hecho y
la habitación comenzó a cubrirse de escarcha. Dio un pequeño grito.
- ¡No Jack! - Jadeó. - ¡Jack,
Jack responde por favor, Jack!
Se arrodilló junto al montón de nieve y comenzó
a escarbar desesperada sin dejar de llamar al muchacho. De repente un montón de
nieve se movió mientras iba cayendo del cuerpo de Jack que finalmente quedó
sentado en el suelo.
- Valla, buen golpe. - Dijo
frotándose la nariz.
- ¡Oh Jack! - Se lanzó sobre el
abrazándolo, pero enseguida se separó. Jack no tuvo tiempo de reaccionar. - Lo
siento, yo...
- No pasa nada. - Dijo con una
sonrisa. - Me gustan los abrazos, pero ¿ves? no ha pasado nada.
- ¿Ni un rasguño? Estas seguro...
ha sido suerte, podía haberte hecho daño. - Dijo mientras se giraba.
- Eh, eh, no, ya te he dicho que
a mí no me va a pasar nada. - Le agarró el brazo pero ella se soltó rápidamente
y le hecho una mirada llena de temor y duda. - Creo... que ya has tenido
suficiente diversión por hoy ¿no? No estás acostumbrada. Es hora de enseñarte a
controlar ese don tuyo.
Por un segundo los ojos de la reina se
iluminaron, pero pronto volvieron a la normalidad, pues recordó algo que Jack
había dicho.
- Antes dijiste que viste a mi
hermana ¿Cómo esta?
- Oh, se le ve bien y llena de
energía. Incluso va a venir a verte, esta de camino.
Los ojos de Elsa se abrieron como platos.
- ¡Espera! ¿¡Qué!? ¿Cómo que
viene hacia aquí?
- Si... ¿Qué tiene de malo?
- ¡¿Qué qué tiene de malo?!
¡Jack, casi la mato cuando éramos niñas! - Dijo al borde de la histeria. No
puede venir, tienes que impedírselo.
- ¿Yo? ¿Y qué pretende que haga
majestad? - Dijo con cierto tono sarcástico en su voz.
- No se: un muro, una ventisca
¡algo que le impida llegar hasta aquí! Pero que no ponga su vida en peligro. Jack por favor yo no puedo hacerlo, no ahora, no sé cómo.
- De acuerdo. Intenta relajarte,
ahora vuelvo.
Jack salió del castillo y echo una vistazo
desde el cielo. No sabía exactamente donde se encontraba Anna, ya que se había
separado de ella tiempo atrás. Tampoco iba a buscarla ya que no quería perder
tiempo.
Siguió el camino de las escaleras y justo
frente a ellas creó un enorme muro de nieve protegido por una fuerte
ventisca que no dejaría que nadie se acercase e hizo lo mismo con los
alrededores del castillo, quedando así protegido por una fuerte ventisca. Sin
perder más tiempo Jack regresó al castillo.
Elsa no parecía muy relajada. Sin duda estaba
preocupada por su hermana, pero sabía que no podía ayudarla y lo único que
podía hacer para protegerla era mantenerla alejada. Cuando vio entrar a Jack
por la puerta del balcón se sintió algo más aliviada y antes de que pudiera
preguntar nada Jack asintió con la cabeza.
- Bueno alteza ¿Empezamos?