sábado, 20 de diciembre de 2014

Curiosidades #1

 ¡Y finalmente se inaugura la sección de curiosidades de A New Frozen Kingdom! ¡Bieeeeen! *aplausos*. Ok, suficiente.

Capítulos 9 y 10
 "Jack abrió su mano y sopló delicadamente sobre su palma. De ella surgió mágicamente un polvo blanquecino, escarcha, que se pegó a la superficie de las figuras de hielo oscureciéndolas y volviéndolas opacas. Miró a Elsa sonriente para después, con un enorme salto, montar sobre la ficha del caballo." (...)
  "Jack dirigía su ejército montado en su caballo de escarcha, mientras Elsa lo hacía desde lo alto de una de sus cristalinas torres." 

 ¿Ajedrez? ¿Torre? ¿Caballo? Mmm... ¿A qué me suena eso?
 ¡Oh, si! Harry Potter
 Todos los que hayan visto como mínimo la primera película o leído el primer libro y le hayan prestado un poco de atención recordarán el momento del ajedrez mágico. Y que casualidad, que Ron ocupaba el puesto de jinete en el caballo durante la partida y Hermione era la torre. 
 En este caso Jack, al igual que Ron, es el jinete del caballo, mientras que Elsa, al otro lado del tablero, está en lo alto de una torre. Y que casualidad que Ron y Hermione terminan siendo pareja ¿verdad? xD
 La gran diferencia aquí es que Ron sabe jugar al ajedrez... al contrario que Jack.
Capítulo 10

   "Elsa consiguió coger el ritmo y entender el movimiento. Se trataba de un baile de tres pasos, un vals.
- Oye - comenzó Elsa algo cortada -, ¿cómo se llama esa canción?
- El vals de las flores."

 "El vals de las flores" de Tchaikovsk, perteneciente a su famoso ballet de "El cascanueces". Nunca he tenido la oportunidad de ver el ballet, pero os aseguro que es uno de los CDs que más gastados tengo. Me en-can-ta, y en especial esta pieza; a pesar de que no se bailar hace que se me vayan solos los pies. 


  "Jack movió una de sus manos, quedando está rodeada de pequeñísimas partículas de nieve. Cerró su puño, y cuando lo abrió le mostró a Elsa la palma de su mano, donde había un puñado de nieve, y ella observó con curiosidad. De repente la nieve comenzó a tomar forma, hasta que una preciosa flor cristalina y brillante se creó ante sus ojos dejándola totalmente maravillada."

 Aquí tenéis a la susodicha: Me la imagino más o menos así, aunque más solida, más de hielo, ya que esta en concreto es de agua.

   Algún día la dibujaré... algún día. Siempre podéis mandarme algún fan art :)
  Bueno; esta escena y esta flor pertenecen al cómic de las W.I.T.C.H, cómic al que estaba realmente enganchada hasta que empezó a perder el rumbo y dejó de venderse en España. La primera y segunda temporada merecen la pena, las demás no las he podido leer, aunque actualmente puede descargarse hasta la octava temporada en La Biblioteca de Kandrakar, así que si os gustan las historias de chicas con poderes, en un instituto y el salseo no dudéis en echarle un ojo si no conocéis a las W.I.T.C.H.


 "Le dolía el ojo izquierdo. Esa misma noche había tenido otra pesadilla.
 Hans se frotó el ojo como si eso pudiera ayudarle en algo."

 Los que hayan leído el cuento original de las reinas de las nieves y lo recuerden, tal vez se hayan dado cuenta de este pequeño detalle, y es que el corazón de Kay (el niño protagonista de la historia) es congelado por un pedazo de hielo que impacta en su ojo y del cual se libera más tarde llorando. 


***
  Y hasta aquí la primera sección de curiosidades ¿Qué os ha parecido? ¿Os gustaría ver más?
  Os recuerdo que con el capítulo 10 queda, digamos, "cerrada" la primera parte de la historia y ahora comenzará la acción... por decirlo de algún modo, no es que se vaya a convertir en una historia bélica.

  Aprovecho para comentaros que en breves subiré dos montajes que son algo así como posters promocionales... por decirlo de algún modo.

  Esto es todo por hoy ¡Un saludo y hasta la próxima!

viernes, 12 de diciembre de 2014

Capítulo 10: El vals de la flores

 Jack dirigía su ejército montado en su caballo de escarcha, mientras Elsa lo hacía desde lo alto de una de sus cristalinas torres. Cuando una ficha comía a otra, esta se fragmentaba en mil partículas de polvo blanco que el viento se llevaba flotando.
 Tras una... no muy encarnizada jugada, ya que Jack había demostrado ser un pésimo jugador de ajedrez, ambos compartieron un instante de paz. Jack estaba ligeramente apenado porque Elsa había roto su caballo... le gustaba ese caballo. En seguida se acercó a la chica para ayudarla a bajar de la torre.
- Tenias razón cuando dijiste que no se te daba muy bien. - Dijo sonriente.
- ¿Por qué iba a mentirte?
 Ambos soltaron una carcajada. Elsa, como de costumbre, cubriéndose la boca con las manos. A Jack le daba un poco de rabia esa costumbre suya, pero en cierto modo también la encontraba adorable. No podía a apartar su vista de ella cuando reía.
- Le estas pillando el truco - comentó Jack -, y no solo a los poderes, también a lo de divertirse.
- Lo cierto es... - dijo entrecortada por las risas. - que no recordaba haberme divertido tanto en años. - Su rostro se volvió solemne y relajado. - Gracias de nuevo. No sé como podré compensarte...
 Jack puso su dedo índice sobre los labios de la reina impidiendo que terminara la frase.
- No me debes nada, no tienes que compensarme. - Hizo una pequeña pausa y apartó su mano de la boca de Elsa. Sonrió. - Me basta con que sonrías.
- Jack yo... - Agachó la cabeza sonrojada y comenzó a frotarse las manos -. A penas nos conocemos de tres días y... - levantó la cabeza para tratar de mirarle a los ojos, pero se vio forzada a bajar la vista de forma intermitente - de algún modo siento que... me sentiría perdida... - Logró mantener la vista en sus ojos -. No sé qué habría pasado si no hubieras llegado a encontrarme, me da miedo pensar en ello.
- Pues entonces no pienses en ello. ¡Sigamos divirtiéndonos!
- No puedo pasarme la vida divirtiéndome Jack, debo aprender ha...
- Claro que no - interrumpió Jack -. En la vida hay tiempo para todo, y ahora toca divertirse.
- Pero...
- Ah, ah, ah. No - dijo negando con su mano -, no cuestiones al maestro. - Antes de que Elsa tuviera tiempo de contestar Jack dejó su bastón en el suelo y cogió con sus manos las de ella. -¿Te gusta bailar?
- ¿Disculpa? - preguntó perpleja.
- Que si te gusta bailar.
 Elsa titubeó unos segundos, todavía no estaba segura e haber entendido bien. Se habría esperado muchas cosas, pero no esa pregunta.
- Pues... lo cierto es... que no sé bailar.
- Bueno, no soy un experto - dijo con una amplia sonrisa -, pero se me da mejor que el ajedrez. Yo te enseño - y la acercó un poco más a él para intentar tomarla por la cintura -.
- ¿¡Que!? ¡No! ¡Espera, para! - exclamó resistiéndose -. ¡Pero si ni siquiera hay música!
- No te preocupes, no la necesitamos - la miró fijamente a los ojos mientras, finalmente, logró agarrar su cintura y sostener su mano -. Tu déjate llevar. Pon tu mano sobre mi hombro.
 Elsa, obediente y con la mirada fija en sus ojos, colocó la mano que tenía libre sobre el hombro del muchacho. Este la acercó un poco más a él, lo cual hizo que Elsa se sobresaltara ligeramente tratando de alejarse de nuevo. Jack le dio cierto margen de distancia, pero tampoco estaba dispuesto a dejar que se separara más de él.
 Jack comenzó a tararear una canción desconocida para ella, y esto a la muchacha le hizo gracia y a la par, le dio una terrible vergüenza que hizo que se sonrojara e intentara zafarse. Pero Jack no se lo permitió.
- Yo he jugado al ajedrez, ahora a ti te toca bailar.
 De nuevo acercó a su cuerpo al de Elsa y, tras recuperar la posición, comenzó a tararear de nuevo tratando de guiar los pasos de Elsa.  La reina se vio obligada a enrollar su larga capa sobre un brazo para no pisarla y tropezar con ella... Tras varios intentos, Elsa consiguió coger el ritmo y entender el movimiento. Se trataba de un baile de tres pasos, un vals.
- Oye - comenzó Elsa algo cortada -, ¿cómo se llama esa canción?
- El vals de las flores.
 Siguieron bailando durante un rato más mientras Jack tarareaba. No tenía una voz demasiado melodiosa, pero tampoco resultaba desagradable. A demás, a Elsa le divertía bastante, le habría gustado acompañarle de conocer la canción.
- Me gustaría poder escucharla algún día. ¿Tienes las partituras? Podrían tocarla los músicos de la corte.
- No, no las tengo - dijo entre risas -. Pero tal vez puedas escucharla algún día.
 Aun cuando Jack dejaba de tararear para hablar, la melodía seguía sonando en la cabeza de ambos al ritmo de sus pies.
- ¿Cómo?
- Ven conmigo
- ¡¿A dónde?!
- A mi mundo.
- ¿¡Al de los guardianes!?
- No - contestó con una risa entrecortada -. También hay personas normales allí.
- ¿Y tienen poderes? - preguntó con evidente curiosidad -.
- Eh... no. Pero hay muchas cosas que realmente parecen mágicas. ¡La música sale de cajas y por las noches las ciudades brillan con luz propia! - explicó -.
- ¿¡Es eso posible!? - preguntó maravillada y con un brillo de ilusión en sus ojos -.
- Si. Estoy seguro de que te gustaría.
 Elsa dejó de bailar y ambos se pararon.
- No puedo - bajó la cabeza -, tengo cosas que hacer aquí.
 Jack agarró suavemente la barbilla de Elsa y la obligó a mirarle.
- No tiene porque ser ahora - sonrió dulcemente -. Podemos ir cuando quieras.
 El silencio se apoderó del momento. Ni siquiera podían escuchar el fuerte viento que soplaba al rededor de la zona protegiendo la fortaleza helada y sus alrededores.
 Jack se acercaba lentamente a Elsa sin separar sus ojos de los de ella. Unos ojos grandes, azules y profundos, fríos, pero a la vez cálidos, bondadosos y llenos de vida, inseguridades y deseos. Durante unos segundos no había nada más. Sin ser consciente, Elsa también comenzó a acercar su rostro al de él. Lentamente, mirándose a los ojos sin perder detalle, como si tuvieran todo el tiempo del mundo. Ambos se dejaron llevar mientras una sensación cálida y desconocida los invadía cada vez con más intensidad, hasta que sus labios estaban demasiado próximos y Jack cerró los ojos inclinando suavemente la cabeza, dispuesto a tomar el rostro de de la reina entre sus manos.
 Fue entonces cuando Elsa fue consciente de lo que ocurría y se apartó bruscamente, resbalando en el hielo del tablero de ajedrez gigante y cayendo de espaldas al suelo. El sobresalto de Elsa cogió a Jack tan de improviso que no tuvo tiempo de reaccionar. En cuanto vio a Elsa en el suelo se acercó a ella preocupado y la ayudó a sentarse. Trató de ponerla en pie, pero el golpe fue duro y sentía un fuerte dolor en el coxis, por lo que prefirió seguir sentada en el suelo un rato más. Jack no se apartó de ella.
 A parte de las preguntas del muchacho por saber el estado de la reina tras la caída, ninguno de los dos pronunció palabra. No sabían que decir. Elsa estaba nerviosa, y tal vez algo asustada por la situación y los nuevos sentimientos experimentados hace apenas unos segundos.
 Tras unos segundos Jack fue el primero en hablar.
- Bueno, no te preocupes. No ha sido la peor caída que he visto en un baile.
- Yo... lo... lo siento... - dijo abochornada.
- Tranquila, lo has hecho muy bien para no haber bailado nunca, o en años - se levantó un momento para coger su bastón y enseguida volvió al lado de Elsa -. Y a demás, no es fácil bailar sin música - terminó la frase con una gran sonrisa -.
 Hubo otro breve momento de silencio. Elsa pidió ayuda a Jack para levantarse, tras intentarlo nuevamente más decidida, logró ponerse en pié.
- Así que... el vals de las flores - comentó Elsa tratando de romper el hielo. Jack asintió con la cabeza -. Un tanto irónico - dijo la reina mirando el paisaje nevado que crecía a  su alrededor.
- Bueno, no siempre se ven flores en la nieve - explicó acercándose más a Elsa -. Pero de vez en cuando, puedes encontrar alguna.
 Jack movió una de sus manos, quedando está rodeada de pequeñísimas partículas de nieve. Cerró su puño, y cuando lo abrió le mostró a Elsa la palma de su mano, donde había un puñado de nieve, y ella observó con curiosidad. De repente la nieve comenzó a tomar forma, hasta que una preciosa flor cristalina y brillante se creó ante sus ojos dejándola totalmente maravillada.

***
 Le dolía el ojo izquierdo. Esa misma noche había tenido otra pesadilla.
 Hans e frotó el ojo como si eso pudiera ayudarle en algo.
 En su sueño, estaba perdido en medio de las montañas nevadas. Miró a su alrededor, pero no vio nada más que nieve y montañas en kilómetros. El viento soplaba con tanta fuerza que parecía cortarle la piel del rostro.
 Avanzó torpemente desenterrando los pies de la nieve mientras se frotaba los brazos tratando de entrar en calor. Siguió caminando durante largo rato, pero, si no fuera por sus huellas, habría pensado que andaba en círculos. Hacia donde quiera que fuera, el lugar siempre parecía el mismo: Había luz, pero no podía ver el sol, si andaba hacia el frente, el horizonte parecía alejarse.
 Hans, ya desesperado y con el frío en los huesos, hizo una pausa para coger un poco de aire y reponer fuerzas. Durante unos segundos vio hipnotizado la nieve que bailaba al viento, hasta que una ráfaga impactó en su rostro. Se le había metido nieve en el ojo y comenzó a frotárselos, para después, quitarse los restos de nieve de la cara. Pero para sus sorpresa, cuando se vio las manos, cubiertas con unos elegantes guantes blancos, se percató de que la nieve era negra. No, no era nieve. Era arena, arena negra como la noche.

 Perplejo, contempló como el paisaje blanco por el que había caminado se tornaba negro y se cubría de tinieblas en la más oscura penumbra. La nieve se convirtió en un mar de arenas negras que pronto alcanzaron sus pies, hundiéndose en ellas sin remedio y quedando prisionero de la más completa y profunda oscuridad.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Adelanto y fecha para el capítulo 10


Capítulo 10: El vals de las flores


 Elsa continua en pleno adiestramiento siguiendo las ordenes de su maestro, Jack. Según él divertirse es el modo más rápido y efectivo de aprender, por lo que reta a la reina de Arendelle a una partida de ajedrez... porque parece ser que a Elsa eso le parece divertido. Pero ella pronto descubrirá que el ajedrez no es el fuerte del muchacho, por lo que Jack decide guiar los pasos a su terreno. 
 Mientras tanto... ¿qué le sucede a Hans?

Viernes 12 de Diciembre 
Capítulo 10 de A New Frozen Kingdom
"El vals de las flores"

sábado, 8 de noviembre de 2014

Capítulo 9: La clave es la diversión

 Quedó en silencio después de escuchar esas palabras tratando de dominar su llanto. Se había prometido a si misma ser fuerte para arreglarlo todo, y llorar no iba a arreglar nada.
- Puedes llorar si te hace sentir mejor... - Continuó Jack. - Pero no te eches atrás, por favor.
- No quiero llorar...
- A veces es más una necesidad. No es nada malo, llorar no te hace débil. - Explicó.
- Pero llevo llorando toda mi vida. Quiero que eso cambie, quiero sonreír y ser feliz.
- Entonces sonríe y se feliz, pero no dudes en llorar cuando estés triste. Enterrar las emociones nunca es el resultado, si existen en por algo. El que nunca ha sentido tristeza o soledad no sabrá valorar la alegría y la compañía de sus seres queridos. Por eso estoy seguro de que sonreirás y serás feliz... y a mí me gustaría estar ahí para verte sonreír.
 Al oír eso, Elsa tuvo una extraña sensación en el pecho, como si algo cálido naciera en él e invadiera su cuerpo. De nuevo tuvo ganas de llorar, pero no sabía porque, no estaba triste.
 Siguieron abrazados un rato más sin decir nada mientras Elsa se secaba las lágrimas.
- Jack... ¿Cómo está la gente en Arendelle?
- Asustada, alguna furiosa y otra simplemente con frio.
- ¿Y mi hermana?
- A salvo, está de nuevo en Arendelle, un chico la llevó de vuelta a palacio.
- Me alegra oír eso. Jack, tengo miedo ¿Y si no puedo...?
- No. - La interrumpió Jack -. No pienses en eso. Podrás hacerlo, lo sé.
- ¿Cómo estás tan seguro?
- Porque he conocido a mucha gente Elsa, y en ti he visto algo especial. Veo en ti una persona que vale la pena. - Dijo abrazándola con firmeza. - Así que no dudes más de ti misma.
 Al decir esto los ojos de Elsa se inundaron nuevamente de lágrimas, agachó la cabeza y ambos permanecieron en silencio un largo rato.
 Nada raro pasó, ni ventiscas, ni hielo indeseado ni nieve volviéndose loca. A Jack le pareció buena señal. Se puso en pie apoyándose en su bastón y le tendió una mano a Elsa para ayudarla a levantarse. Una vez frente a frente la miró a los ojos y limpió con su pulgar una lágrima que aun le estaba cayendo por la mejilla. Ella sonrió tímida y apartó la vista. Jack le devolvió la sonrisa.
- Termina de comer anda. Estaré fuera si me necesitas. - Se dirigió a la puerta, pero antes de salir la miró de nuevo y añadió -. Por cierto, te queda bien el pelo suelto.
 Jack salió del palacio y comenzó a juguetear con la nieve. Primero trazando dibujos y formas con su bastón, luego creando espirales que subían y bajaban al ritmo que Jack les ordenaba. Finalmente decidió probar algo más arriesgado.
  Jack había observado que en algunos lugares se levantaban estatuas y monumentos en honor de un monarca. Elsa era reina, y ese era su nuevo castillo, pero solo era eso, un castillo.
 Se posicionó en el lugar que creyó adecuado y comenzó a crear una gran escultura de hielo con la forma de Elsa. Su trenza, su corpiño su falda... no era ningún artista, pero lo hizo lo mejor que sabía para que pareciera digno de la realeza. Finalmente creó una base de más o menos un metro de altura para elevarla un poco. Una estructura helada de unos tres metros y medio que representaba a Elsa con pose noble y semblante sereno.
 La reina observaba perpleja la escena desde las puertas del palacio. Jack no se había percatado de su presencia, así que avanzó y bajó lentamente las escaleras, siguió avanzando y se puso a su lado, pero Jack parecía demasiado concentrado observando su escultura, como buscando algún defecto o algo que modificar.
 Elsa también observó la escultura. Estaba muy lograda. Era más pequeña que su palacio, pero estaba perfectamente detallada y el hielo parecía fino y delicado. A su lado, el palacio parecía tosco e incompleto.
- Que bonito. - Dijo finalmente con voz tranquila. Jack se sobresaltó, estaba justo a su lado y no se había dado cuenta. Elsa sonrió.
- ¡Elsa, que susto me has dado! - La vio sonreír. Ya se había hecho la trenza de nuevo. - ¿Te gusta?
- ... mmm... si. - Dijo no demasiado convencida.
- ¿Excesivo?
- Un poco - Asintió con la cabeza -, pero está bien, el patio estaba muy soso. - Guardó silencio durante un rato -. Oye Jack... he estado pensando. ¿Tú podrías descongelar Arendelle por mi? Ya te debo demasiado pero... no soporto la idea de... de que otros lo estén pasando mal por mi culpa y... si pudieras al menos hacer que fuera un poco más cálido... - Dijo frotándose las manos intranquila.
- ¡¿Quién yo?! No, majestad. Yo soy el espíritu del invierno, no puedo descongelar las cosas, solo congelarlas más: Yo le arruino la colada a las amas de casa, le enfrió los mocos y la nariz a los niños, le levanto la falda a las colegialas e inicio guerras de bolas de nieve, pero no descongelo cosas. De descongelar se encarga el Sol. Lo siento. - La tomó de las manos para que dejara de frotárselas, pero ella en seguida se soltó. Jack suspiró -. Y no te preocupes, no me debes nada. La gente en Arendelle está bien, solo algo asustada; el tío ese de las patillas largas parece tenerlo todo bajo control.
 En la respuesta de Jack hubo varias cosas que desconcertaron un poco a Elsa, entre ellas la parte de levantarle las faldas a las colegialas, pero más todavía lo del hombre de largas patillas.
- ¿Ese hombre de patillas...?
- Creo que es el novio de tu hermana o algo así. - Continuó él.
<<Anna... ¿Cómo se te ocurre poner al mando a un completo desconocido?>>. Miró hacia Jack. <<Aunque yo tampoco le conozco desde hace mucho... pero siento que puedo confiar en él>>. En cierto modo se sentía feliz de poder comprender, aunque solo fuera un poco, a su hermana. Miró hacia el cielo, cubierto por las nubes, pero claro gracias al sol que se ocultaba tras ellas, deseando que Anna estuviera bien.
 Miró a Jack de nuevo, que se había alejado y jugaba con la nieve. Se notaba que era un chico inquieto. La cara del joven tenía la marca de su mano, todavía roja, y esto la hizo sentir culpable. Jack solo trataba de gastarle una broma para hacerla reír, no sabía nada y ella le golpeo. Le debía una disculpa y una explicación.
 Se acercó a él.
- Jack... El golpe que te di antes... Lo siento. - Bajó la mirada. El chico sonrió.
- Me alegra que te disculpes, es un buen avance. No todo el mundo tiene el valor de pedir disculpas. Yo... siento haberte hecho enfadar, nunca he tratado con gente de la realeza.
- No seas tonto, no quiero que me trates como a una soberana. No tu, no aquí. Y si realmente pensáis tratarme como tal, os ordeno ahora mismo que me tratéis como a un igual. - Dijo con tono autoritario y la cabeza bien alta. Por un momento Jack no la reconoció, parecía tan segura de sí misma y fuerte en ese momento... Hubo un breve silencio -. Una vez cuando era niña, - comenzó a explicar cambiando su expresión - mi hermana vino a despertarme como muchas otras veces y fuimos al gran salón del palacio a jugar. Anna sabía lo de mis poderes. Yo solía congelar el suelo y le enseñaba a patinar, pero lo que más le gustaba era hacer muñecos de nieve, Anna solía llamarle a todos Olaf. - Se rió tímidamente -. Pero esa noche mientras jugábamos golpee a Anna con mi magia en la cabeza y... - Su expresión se tornó sombría -. Estaba muy asustada, creí que iba a morir y me descontrolé. Tenía muchísimo miedo, una parte de su pelo se volvió blanca... No era la primera vez que tenía algún accidente con mi magia, pero nunca tan grave como eso. - El viento comenzó a girar a su alrededor levantando la nieve -. Después de unos días se recuperó pero no recordaba lo ocurrido, no recordaba nada sobre mis poderes. Mis padres decidieron que sería mejor así, que debía ocultar mis poderes, pero cada vez se hacía más difícil. A mí me daba mucho miedo acercarme a Anna, mi padre no dejaba de repetirme que era un peligro y que Anna casi moría por mi culpa, así que, sin quererlo, empecé a alejarme de ella. Pero mi poder crecía y mi padre se daba cuenta de ello; algunas personas del servicio empezaban a pensar que algo extraño ocurría. Mi padre despidió a buena parte del servicio y ordenó cerrar las puertas de palacio, tanto Anna como yo teníamos prohibido salir... y yo empecé a tener prohibido salir de mi propia habitación... - Sus ojos empezaban a humedecerse. Quiso seguir hablando, pero sintió que le faltaba el aire. Jack ignorando por completo el viento que soplaba al rededor de la reina se acercó y la tomó de las manos. Esto pareció calmarla un poco y para sorpresa de Jack ella le apretó las manos con fuerza mientras bajaba la cabeza para intentar contener las lágrimas y tranquilizarse.
- ¿Qué te gusta hacer? - Preguntó de repente Jack.
- ¿Qué? - Dijo Elsa confundida.
- ¿Qué te gusta hacer? ¿Qué haces para pasar el rato?
- Oh... - Se frotó un ojo para secarse las lágrimas -. Pues me gusta leer y... jugar al ajedrez. Aunque solía jugar sola, por estúpido que suene. 
- Bueno, no soy un experto en ajedrez pero...  - Se alejó levitando hacia un saliente despejado a otro nivel, montaña abajo. Elsa lo siguió con curiosidad, pero incapaz de bajar por la pendiente se quedó observando cerca del bordillo. Jack clavó su bastón en el suelo y mágicamente comenzó a formarse un tablero de ajedrez gigante bajo sus pies, con casillas de hielo fino y trasparente y hielo tosco y oscurecido. Elsa se sorprendió ante el espectáculo y la creación, pero enseguida se dio cuenta de algo.
- Falta una fila. - Comentó alzando la voz desde lo alto para que la escuchara.
- ¿Qué? - Preguntó Jack mientras se elevaba para escucharla mejor.
- Que falta una fila. Son ocho y ocho. - Explico sonriente.
- Oh, bueno. No hay problema. - Apuntó con su bastón en dirección al tablero y en seguida se formó una fila más. - Ya te dije que no soy un experto. Ven. - Dijo estrechándole la mano. Elsa no parecía muy convencida. - Venga, no va a pasar nada, nunca te dejaría caer. Confía en mí.
 Elsa tomó su mano con cautela y este la ayudó a ponerse en pie. Después Jack la agarró por el brazo y se acercó más a ella para pasarlo por detrás de su cuello. Elsa estaba tensa, parecía algo incomoda, pero en cuanto Jack la cogió en brazos gritó y se agarró fuertemente a él cerrando los ojos.
 Jack comenzó a elevarse más entre risas, pero no demasiado rápido para evitar asustar a Elsa lo menos posible. Cuando consideró que la vista era lo suficientemente buena se dirigió a Elsa.
- Abre los ojos.
 Después de unos segundos, Elsa abrió los ojos y apartó su cabeza del pecho de Jack. La vista la dejó sin respiración. El Sol que se ocultaba tras las nubes, las hacía más claras y hacía brillar la nieve con una belleza especial. El mar, totalmente congelado desviaba la luz cobrando un resplandor que hacía que ese lugar pareciera mágico.
 De pronto fijó su vista en Arendelle. Parecía tan pequeño desde ahí arriba... y blanco. Pero no se permitió el lujo de ponerse triste otra vez. Miró a Jack y pensó que habían sido suficientes lágrimas por hoy. Volvió a mirar el horizonte y disfrutó de la vista hasta que Jack decidió bajar y la puso sobre el tablero de ajedrez.
- ¿Blancas o negras mi reina?
- ¿Mi reina? - Soltó una carcajada que trató disimular cubriendo su boca con la mano -. Ni siquiera hay fichas.
- Bueno... - se llevó las manos a la nuca y abrió los brazos -. Yo ya he hecho el tablero ¿No querrás que haga todo el trabajo no?
 Elsa enseguida entendió los deseos de Jack.
 Cogió aire y trató de concentrarse. <<No>>, se dijo a si misma <<No hay necesidad de concentrarse, solo tengo que desearlo para que se haga real>>. Así pues se imaginó unas preciosas fichas de ajedrez ¡Tal y como había hecho cuando quiso hacer su castillo! Extendió el brazo en la dirección deseada y comenzó a elevarlo lentamente. Entonces, justo en el centro de cada casilla comenzaron a formarse distintas figuras de hielo de grandes proporciones: peones, alfiles, torres... Se giró rápidamente e hizo lo mismo en el otro lado, quedando un enorme tablero de ajedrez de hielo cristalino con sus fichas perfectamente colocadas.
 Jack, que se había sentado en el aire sobre su bastón para observar el espectáculo, comenzó a aplaudir mientras descendía para colocarse al lado de Elsa.
- ¡Muy bien! Vaya... veo que soy un gran profesor. - Dijo en tono bromista mientras estiraba los brazos. - Buen trabajo. - Sonrió y dio un paso al frente en dirección a una de las formaciones de fichas. - Pero le falta algo.
 Jack abrió su mano y sopló delicadamente sobre su palma. De ella surgió mágicamente un polvo blanquecino, escarcha, que se pegó a la superficie de las figuras de hielo oscureciéndolas y volviéndolas opacas. Miró a Elsa sonriente para después, con un enorme salto, montar sobre la ficha del caballo.

- Las damas mueven primero.

martes, 4 de noviembre de 2014

Adelanto y fecha para el capítulo 9

Capítulo 9: La clave es la diversión
  Jack comienza a descubrir más cosas de Elsa y ambos se hacen más cercanos, pero en el capítulo anterior Elsa se entera de algo desagradable: "Arendelle está totalmente congelado" le había dicho Jack, y ella ni siquiera era consciente de haber causado tal infortunio a su reino. 
  Ahora Elsa tiene más dudas y miedo que nunca, pero también debe ser más fuerte y valiente que nunca. Jack lo sabe y confía en ella, por lo que está dispuesto a brindarle su ayuda en lo que haga falta para que aprenda a controlar su poder y recupere todo aquello que ha perdido: su fuerza, su valor, su esperanza, su infancia... Pero para ello la reina tendrá que aprender a divertirse.


Sábado 8 de Noviembre
Capítulo 9 de A New Frozen Kingdom
"La clave es la diversión"

sábado, 11 de octubre de 2014

Capítulo 8: No estás sola

 Cuando se despertó aun estaba amaneciendo, pero los muros de hielo de su palacio potenciaban la luz del exterior, por lo que la claridad le molestó en los ojos hasta que logró acostumbrarse.
 Después de frotarse los ojos un par de veces y revolverse un poco el pelo se irguió para quedar sentada sobre su rígido colchón, con la espalda apoyada en la alta y trabajada cabecera, coronada con un precioso y enorme copo de nieve. No se había dado cuenta hasta entonces de que estaba tapada con una gruesa manta de lana. En seguida la reconoció, pues era de un intenso color morado con el escudo de la familia real de Arendelle bordado decorando los bordes.
 Alzó un poco la vista y pudo ver en la estancia, no muy lejos de su cama, una pequeña mesa de superficie redondeada con una silla justo al lado. Todo de hielo.
 <<Yo no he puesto eso ahí>>.
 Algo confusa, se puso en pié y se acercó a la mesita todavía somnolienta.
 Sobre la mesa había un par de servilletas de tela verdes con bordes morados; en ellas había trocitos de bizcocho y queso de cabra.
 Palpó un poco el bizcocho con el dedo índice. Estaba frio, pero todavía tierno.
 <<Jack...>> Pensó esbozando una sonrisa.
 Se dirigió a una de las paredes vacías de la estancia, aunque realmente lo único que había en ella era la cama, una cómoda, la mesita y la silla. Sin pensárselo demasiado, pasó con decisión la mano a ras de la pared, a la altura de su rostro. El hielo quedó perfectamente pulido creando un espejo. Elsa se sorprendió al ver lo alborotado de tenía el cabello; a pesar de la trenza, varios mechones se le habían soltado y el volumen que parecía  tener ahora su cráneo era ridículo.
 Se deshizo la trenza pacientemente, sin pensar en nada en especial, salvo lo bien que se sentía esa mañana. Dejó que su pelo callera sobre los hombros y espalda mientras lo acomodaba en su cabeza sin demasiado éxito. Consiguió apartarse el pelo de la cara echándolo hacia atrás y congelándolo un poco, lo suficiente para fijarlo y dejarle algo de movilidad. El resto de su ondulante pelo, voluminoso y plata, le enmarcaba las finas fracciones del rostro.
 Se miró un par de veces más en el espejo, bastante satisfecha con el resultado. Era extraño, pues nunca había dedicado demasiado tiempo a los espejos, salvo para recordarse cuanto podía llegar a odiarse a veces.
 Recordó algunos días en su oscura habitación, sola y asustada, sin nada que hacer. A veces, cuando se cepillaba el pelo, solo por entretenerse, miraba fijamente a los ojos su reflejo. Se preguntaba por qué ella tenía ese poder y por qué no podía ser una niña normal como su hermana y jugar con ella como ambas deseaban. Se preguntaba por qué, aun siendo un peligro para todos, tendría que ser ella la heredera al trono. La idea de ser reina nunca le atrajo en absoluto.
 A veces, verse reflejada en el espejo hacia crecer en su interior un odio y una tristeza indescriptibles. En más de una ocasión tuvieron que ponerle un espejo nuevo en la habitación. Cuando ese odio se apoderaba de ella solía romper el espejo: le arrojaba el cepillo, zapatos, lo que tuviera a mano, incluso la magia que tanto odiaba, y lo hacía pedazos.
 Luego de liberar su ira, solía dejarse caer al suelo, agotada y llorando. Se acurrucaba sobre si misma sobre los pedazos rotos de cristal y la escarcha que se formaba a su alrededor.
 A veces sentía el deseo de huir y dejarlo todo atrás, otras de correr junto a Anna para revelarle su secreto y darse otra oportunidad. Pero muchas otras veces, simplemente, deseaba desaparecer. Nunca tuvo valor para hacer nada. Le aterraba no volver a ver a su hermana, y más después de la muerte de sus padres; le aterraba acercarse a su hermana y herirla de nuevo, le aterraba dejar este mundo... y cada vez que se preguntaba el por qué, el recuerdo de Jack en la ventana cuando era niña invadía su mente. <<Él es como yo>> Pensaba, <<O eso me dijo... y parecía feliz>>.

 Se dio un par de palmadas en las mejillas para obligarse a volver al presente. Se miró una vez más en el espejo con una sonrisa inconsciente.
 El espejo no era más que una porción de hielo pulido en la pared. <<Muy soso>>, y con un sutil movimiento de mano logró crear un bonito marco con volutas. Una vez más sonrió satisfecha y se dirigió a la mesita.
 Nunca le había gustado el queso de cabra, no sin algo dulce (chocolate, por ejemplo) que suavizara su sabor y olor. Por lo que no se lo pensó a la hora de llevarse un trozo de bizcocho a la boca. Prefería el bizcocho recién horneado, pero se conformaba con que no estuviera duro. <<Tengo que darle las gracias a Jack>>.
 En aquel momento se abrieron las puertas de su alcoba. Elsa se sobresaltó y se cubrió con los brazos como si estuviera desnuda.
 - ¡Buenos días majestad! - Exclamó Jack con su ánimo y sonrisa habituales mientras zarandeaba su bastón altivo .
- ¡Jack! - Exclamó ella sobresaltada, mientras Jack la miraba de arriba abajo divertido.
- ¿Por qué estás...? - Imitó la postura de Elsa cubriéndose el cuerpo con las manos y forzó su expresión a una de sorpresa, tratando de exagerarlo lo máximo posible con alguna que otra exclamación.
 Elsa se dio cuenta de que estaba vestida y se sintió ridícula por un momento. Recuperó su postura, ladeó un poco la cabeza abochornada y bajó la vista.
- No te burles, ha sido un acto reflejo. Normalmente cuando me despierto estoy...
- Estas...
- Estoy... en ropa interior. - Dijo finalmente sonrojándose todavía más. A penas se apreciaba su palidez, estaba totalmente colorada.
- ¡Oh vaya, me habría gustado ver eso! - Exclamó Jack sin pensarlo.
 Elsa le miró seria, con la cara totalmente roja, pero ya no sabría decir si era de vergüenza o de ira. Jack se dio cuenta de que había metido la pata y se notaba en su expresión. Pero antes de que pudiera decir nada, Elsa alzó el brazo y una ráfaga de viento expulsó a Jack de la estancia cerrando fuertemente la puerta tras de sí.
 Elsa apenas tuvo tiempo de darse la vuelta cuando el muchacho volvió a entrar acelerado y resbalando con el hielo, avanzando casi a cuatro patas mientras se disculpaba constantemente. Sin frenar, trató de ponerse en pie. Esto le hizo resbalar en dirección a Elsa, que se giró y soltó un grito mientras se protegía la cara con las manos. Sin quererlo una pequeña ráfaga de su poder salió disparada golpeando a Jack en la cabeza, que cayó al suelo boca arriba a unos milímetros de Elsa.
 La reina dejó escapar un grito de pánico y en seguida se arrodilló ante él sujetando su cabeza entre sus manos.
- ¡¡Jack!! ¡Jack, por favor responde, abre los ojos! ¡Jack! - Gritó una y otra vez su nombre, acarició su rostro, hasta que finalmente y ya al borde del llanto lo abrazó como pudo levantando un poco la espalda del muchacho del suelo y rodeándolo desesperadamente con los brazos. - Me prometiste que no te pasaría nada... - Y hundió su cabeza en el hombro de Jack, mientras la habitación se cubría de escarcha.
 A Elsa ya se le había escapado la primera lágrima cuando sintió cómo le soplaban en la oreja y se apartó bruscamente dejando caer el cuerpo de Jack. O eso pensó que pasaría, porque para su sorpresa Jack quedó sentado en el suelo riendo. Elsa le miró anonadada.
- Vaya, si que te preocupas por mí -rio -. Confía en mí cuando te digo que no me pasará nada, es solo que el golpe me descolocó un poco, nada más. - Se acercó un poco más a ella y alzó su mano para limpiarle las lagrimas. - No llores por favor, solo era una broma.
 De repente el rostro de Elsa volvió a ponerse serio, y antes de que Jack pudiera reaccionar el sonido de la bofetada que le dio la reina resonó en todo el palacio haciendo arder su mejilla. Miró a Elsa por un instante y parecía a punto de volver a llorar, pero nuevamente, antes de poder reaccionar, la reina le abrazó hundiendo el rostro en su hombro.
- No vuelvas a bromear con eso. - Dijo tratando de mantener la voz firme a pesar de los sollozos. - Nunca.
 Jack no sabía si responder al abrazo, apartarla de él o seguir sin hacer nada. Quería abrazarla y decirle que no se preocupara, pero el dolor que sentía en el rostro le hacía dudar, y antes de poder decidirse Elsa se separó de él, se puso en pie, se dio la vuelta y respiró hondo.
- Gracias. - Dijo finalmente la reina. Jack guardó silencio unos segundos todavía confundido y mirando al suelo.
- ¿Por hacerte enfadar? - Preguntó finalmente pensando bien cada palabra. Elsa dejó escapar una pequeña risa.
- No. Por ayudarme. Por estar aquí conmigo.
- Estoy seguro de que tu hermana también estaría encantada de estar contigo. - Se levantó del suelo sacudiendo un poco su ropa.
- Y a mí me gustaría estar con ella... - Comenzaba a frotar y mover sus manos inquieta. - Pero aun es demasiado peligroso. - Hizo una pausa y se giró para mirar a Jack a los ojos. - Jack, he decidido algo. - No pudo mantener mucho más la mirada, por lo que terminó mirándole a los ojos de forma intermitente, pero con la cabeza alta. - He decidido esforzarme más, para controlar mi poder y reunir valor para hablar con mi hermana y arreglar las cosas.
 Jack sonrió. Ahora sí que tenía granas de abrazarla.
- ¡Elsa eso es estupendo! Cuando más confiada y segura de ti misma estés más fácil será, ya lo veras. A demás todo Arendelle se alegrara.
- No estoy muy segura de volver a Arendelle... solo he dicho que quiero arreglar las cosas con Anna.
- Pero tienes que volver para descongelarlo todo.
 Elsa quedó atónita.
- ¿Qué quieres decir?
 Jack sintió que había metido la pata de nuevo.
- Arendelle... - Dijo pensándoselo muy bien -. Está totalmente congelado. Incluso el puerto, el mar...
- Pero... pero si es pleno verano... -Comentó tratando de eliminar los pensamientos negativos de su mente.
- Elsa...
 La reina calló de rodillas al suelo entre sollozos e ira. Algunas paredes del palacio comenzaban a agrietarse mientras otras se afilaban como espadas.
 Jack se arrodilló junto a ella y la abrazó por la espalda.
 Entonces le susurro.
- No estás sola.

martes, 7 de octubre de 2014

Nueva encuesta: ¿Cuál es tu personaje favorito?

 Pues como ya os comenté en la entrada anterior aquí tenéis la nueva encuesta, justo debajo de la imagen de Jack en la barra lateral. Será "el rincón de las encuestas".
 La pregunta es "¿Cuál es vuestro personaje favorito?", del crossover claro. ¿Os gusta Anna, sois fangirls de Jack u os preguntáis que pasa con Norte y los demás guardianes? ¿Ha caído una bomba en nuestro mundo y han muerto todos? Todas las respuesta en los próximos capítulos ;)


sábado, 4 de octubre de 2014

Adelanto y fecha para el capítulo 8 + futuras actualizaciones

Capítulo 8: No estás sola

 En el capítulo anterior Kistoff se ve forzado a llevar a Anna de vuelta a Arendelle y es invitado como huésped en el castillo. 
 En este capítulo Jack regresa al castillo de hielo y sigue estrechando su relación con Elsa, conoceremos un poco más de ella evocando algunos recuerdos y sentimientos pasados.

Sábado 11 de Octubre
Capítulo 8 de A New Frozen Kingdom
"No estás sola"


 Hace... no recuerdo cuanto tiempo, añadí dos secciones más al blog: "Galería" y "Música". Esto no tiene mucho misterio:  
  • Galería: En esta sección pondré todas las imágenes que vaya subiendo al blog, que son prácticamente las que acompañan las entradas con las fechas de los capítulos; pondré también alguna otra imagen con relación a la historia (alguna que me haya inspirado para alguna escena del fanfic o que se semeje a dicha escena) ¡Tengo una galería inmensa de Jelsa y me parece que no me van a dar los capítulos para presentar las imágenes! Pondré también algún montaje mio para el crossover y si se me da por hacer algún dibujo (o terminar el que ya tengo) pues también irá para esa sección. ¡Y lo más importante! también irán a parar a esta sección vuestros fanarts, así que si habéis hecho algún fanart de Jelsa, de Frozen, del Origen de los Guardianes o de A New Frozen Kigdom no dudéis en poneros en contacto conmigo para enviarlo (sobretodo si es del crossover, me haría mucha ilusión ^^).
  • Música: Aquí pondré canciones o piezas que tengan relación con la historia, osea, que me inspiren o me recuerden a algún personaje, sentimiento de estos o situación en la historia. Será como una especie de banda sonora no original para la historia.
  • Curiosidades: Esta es más reciente, en ella comentaré algunos puntos sobre la historia que se verán en capítulos siguientes.

 Y eso es todo por hoy. Ya estamos llegando a la mitad de la historia ¿Qué creéis que le aguarda a Jack y a los demás personajes? 
 Espero publicar pronto una nueva encuesta ^^. Muchas gracias por leerme.

sábado, 6 de septiembre de 2014

Capítulo 7: El rescate de una princesa

 Elsa había construido una habitación en su palacio de hielo con una cama. Aunque no tenía un cómodo colchón ni unas mantas cálidas, estaba tan cansada que tenía la sensación de desmayarse si pasaba más tiempo en pie.
 Se tumbó en su fría y elegante cama de hielo, boca arriba y con un brazo sobre el rostro tapándole los ojos. Él sol se estaba poniendo y la luz anaranjada atravesaba los muros del palacio.  Quedó dormida de inmediato.

 Jack, no muy lejos de allí, volaba inmerso en sus propios pensamientos. Entre los cuales se encontraban su amigos guardianes ¿Cuánto tiempo había pasado en la Tierra? ¿Ya lo echarían de menos? ¿Norte y Bunny ya tendrán listo un sermón que soltarle? Le habría gustado que ellos también conocieran a Elsa, seguro que a Toothiana le encantaban sus dientes <<Después de todo tiene una bonita sonrisa>>.
 Pensó que sería buena idea ir a ver cómo estaban las cosas en el pueblo. Pero justo cuando estaba dispuesto a avanzar vio algo abajo, en la nieve. Se acercó más y pudo ver a un hombre totalmente abrigado sobre un reno que corría veloz; pero el hombre llevaba algo consigo. Se acercó más y pudo finalmente ver a la hermana de la reina entre sus brazos, Anna. Parecía dormida. Se acercó todavía más y puso una de sus manos sobre el rostro de la princesa. Aunque para Jack una persona normal siempre estaba, en su opinión, demasiado caliente, Anna simplemente estaba templada, probablemente demasiado fría si él fuera un humano normal.
 Enseguida comprendió que el joven trataba de llevarla de vuelta a Arendelle, por lo que los acompaño durante la travesía eliminando obstáculos y nieve del camino. Algo que llamó mucho la atención de Kristoff y le hizo pensar que la reina de estaba prestando su ayuda para salvar a Anna.
 Al llegar a las puertas de palacio el propio príncipe Hans fue al encuentro de su prometida y ordenó de inmediato que le preparan un baño caliente, ropa seca, comida y que añadieran madera extra a la chimenea de su alcoba. Cuando los criados se llevaron a la princesa, Hans invitó a entrar al joven montañero y ordenó que cuidaran del reno en los establos. Jack los seguía de cerca; después de todo nadie era consciente de su presencia.
 Ambos se sentaron junto el fuego en una acogedora habitación llena de libros, donde Hans pasaba la mayor parte del tiempo. Estaban uno frente al otro, en cómodos sillones cubiertos con mantas de lana. Rápidamente llegó el servicio, que ofreció té caliente, queso de cabra y bizcocho recién horneado. A pesar de todo Kristoff se sentía extraño e incomodo.
- Muchas gracias por traer a la princesa de vuelta, os debo mucho caballero. Si os place, me gustaría que pasarais la noche en palacio y así repongáis fuerzas. Es lo mínimo que os puedo ofrecer. - Comentó el príncipe mientras removía su té con una cucharilla de plata.
- Ah... - Kristoff no sabía que decir. Trató de no balbucear demasiado mientras buscaba las palabras adecuadas y luchaba por no abalanzarse sobre el bizcocho para no parecer mal educado.  - Sois muy amable pero... no creo que el palacio sea lugar para mí.
- Lo será si yo digo que lo es. Habéis salvado a la princesa. Sois prácticamente un héroe - <<Si obviamos la parte en la que la escolté hacia el desastre>> pensó Kristoff -. Por cierto, decidme ¿Dónde la encontrasteis? y por favor, comed, debéis estar hambriento.
- Eh... si gracias. - Dijo al tiempo que cogía un pedazo de bizcocho para devorarlo ansiosamente mientras pensaba como explicarle al príncipe lo ocurrido.
 A pesar de comer con la boca abierta, hacer ruido y dejar que cayeran las migas (de forma inconsciente, claro), Hans en ningún momento cambió su expresión serena y educada. Bebía su té con moderación y paciente a la espera de una respuesta.
 Cuando Kristoff hubo tragado el último pedazo de bizcocho, recogió con sus frías y ásperas manos los restos de migas que cayeron sobre su pecho y piernas para llevárselos a la boca. Cuando hubo tragado nuevamente, respondió.
- Gracias majestad... o alteza... o... príncipe - se atragantó con las migas y tosió a tiempo que se daba unos golpes en el pecho. Carraspeo -. Lo cierto es que encontré a Anna en una tienda al pie de las montañas. Yo iba a comprar unas cosas pero no me llegaba el dinero y ella las pagó a cambio de que la escoltara hasta la gran montaña del Norte. Pero no supe que era la princesa hasta que me dijo que buscaba a su hermana, la reina. Imaginé que sería noble por la ropa que llevaba pero nunca imagine que... en fin fuera la princesa. Debí haberla traído antes, lo siento.
- Por favor no os disculpéis, no tenías modo de saberlo - Jack, que estaba sentado junto a una ventana lejos del fuego comenzaba a aburrirse -. Habéis dicho que Anna quería ir a la montaña del norte ¿Lograsteis llegar? ¿Encontrasteis a la reina o alguna pista sobre ella?
- No, no la encontramos, pero si encontramos... - Hizo una pausa buscando las palabras para explicar el extraño viento que bloqueaba el camino - ... algo raro. - Pudo decir finalmente, nada contento con las palabras escogidas -. Era un viento fuerte que... bloqueaba el paso. Al llegar a ahí Anna se empeñó en atravesarlo, pero estaba tan cansada que casi no podía andar y la forcé a descansar en una gruta cercana. Fue entonces cuando la traje de vuelta, me pareció que algo no iba bien -. Cuando no supo que más decir cogió un pedazo de queso al tiempo que Hans le daba un pequeño bocado a un trozo de bizcocho. Cuando terminó el príncipe se puso en pie y Kristoff hizo lo mismo.
- Mis disculpas, he olvidado por completo preguntaros vuestro nombre y presentarme. Soy el príncipe Hans, de las Islas del Sur.
- Yo soy Kristoff de... de ningún sitio, en particular.
- Kristoff, siempre seréis bien venido en palacio. Realmente me agradaría que pasarais la noche en palacio, pero no puedo obligaros a ello. Si cambiáis de idea no dudéis en hacerme llamar al igual que si necesitáis alguna otra cosa como comida o ropa seca. Encontrareis a vuestro reno en los establos, podéis preguntarle al mozo de cuadras o a cualquier otro sirviente. Me gustaría quedarme un rato más y perdonad si os parezco descortés,  pero me gustaría ver a mi prometida.
 Y tras una cordial despedida Hans abandonó la sala seguido por Kristoff y Jack. <<Que tío más pomposo>> Pensó Jack.
 Hans se dirigió a los dormitorios y Kristoff a la entrada de palacio. Pero antes de llegar al final del pasillo sus papilas recordaron el sabor del queso y el bizcocho que había comido hace unos minutos. Recuerdo que le ayudó a tomar una decisión, y a demás, la idea de una cama cómoda y caliente, comida y una hoguera, era demasiado tentadora.
- Príncipe Hans. - Dijo finalmente girándose hacia el otro lado del pasillo. El eco resonó y por un momento se sintió algo avergonzado de gritarle a un príncipe en su propio palacio (aunque técnicamente no era suyo, pero lo sería en breves ¿no?).
- ¿Si? - Preguntó volviéndose hacia donde se encontraba el montañero.
- Lo he pensado mejor y... acepto su oferta de pasar la noche en el palacio.
 Hans sonrió.
- Alguien irá a buscaros cuando todo esté listo, amigo mío. - Y tras una leve inclinación de cabeza continuó su camino.
- Es tan educado y amable que me resulta desagradable... o siniestro. - Comentó Jack. - <<¿Se supone que es así como debo hablarle a Elsa?>>
 Entonces recordó que Elsa estaba en su fortaleza helada, sin comida, ni agua. A pesar de tener poderes seguía siendo una humana y pensó que agradecería algo de comer. Después de todo no lo robaría, técnicamente todo lo que hay en ese palacio le pertenecía a la reina.
 Entró de nuevo en la habitación donde Kristoff y Hans habían tenido la charla y antes de que llegaran los mayordomos envolvió un par de trozos de queso y bizcocho en unas servilletas de tela y lo guardó todo en el amplio bolsillo de su sudadera. Después cogió una de las mantas de lana que cubrían los sillones. Abrió la ventana y salió volando hacia la montaña del Norte.

  Hans abrió la puerta de la estancia con cuidado. Hacía calor en el interior, tal y como había ordenado, se le había añadido leña extra al fuego. La cama en la que descansaba la princesa también tenía más mantas de lo habitual. Tras el baño en agua caliente y la comida parecía tener mejor aspecto.
- ¿Anna? - Preguntó suavemente por si la muchacha dormía. No hubo respuesta.
 Se acercó a ella y se sentó a un lado de la cama. Se quitó los guantes y observó el rostro de su prometida, sereno y cansado.
 Pasó una de sus manos por su rostro y pudo comprobar que su cuerpo ya había entrado en calor. Sonrió levemente.
 Se quedó ahí un rato hasta que la princesa despertó.
- Hans... - Dijo con voz débil y una sonrisa en la cara.
- Buenas noches princesa. ¿Te encuentras mejor?
- Si... Pero Elsa...
- No te preocupes por eso ahora. Descansa, ya has hecho bastante, yo me encargaré de todo.
- ¿Qué piensas hacer?
- Primero esperaremos unos días por si la reina cambia de opinión y decide descongelar el reino. De no ser así le pediré a Kristoff que nos guie hasta ella.
- Yo iré con vosotros.
- No Anna, es demasiado peligroso, mira lo que te ha pasado.
- Falta de provisiones, nada más. La próxima vez iré más preparada.
- No. No me arriesgaré a perderte otra vez. Lo siento, pero debes quedarte en Arendelle. Y no te preocupes por Elsa, haré todo lo posible por traerla de vuelta, para que habléis de lo que tengáis que hablar. - Le dio un beso en la frente -. Ahora descansa - Se volvió hacia Anna antes de salir por la puerta -. Por cierto, Kristoff, el joven que te salvó, pasará la noche en el castillo. Si lo deseas le haré llamar.

- Si. Gracias Hans, me gustaría hablar con él y agradecérselo.

jueves, 4 de septiembre de 2014

Cambio de fecha para el capítulo 7

 Bueno, como bien dije en la entrada anterior este es una mes un tanto atareado, por lo que, probablemente no podré subir el capítulo 7 el día previsto (el día 13), así que he decidido cambiar la fecha para este sábado. Un poco temprano tal vez, pero no se que va a pasar en las próximas semanas de este mes y puede que sea muy caótico.

Sabado 6 de Septiembre
Capítulo 7 de A New Frozen Kingdom
"El rescate de una princesa"

sábado, 30 de agosto de 2014

Adelanto del capítulo 7 + Fecha

Capítulo 7: El rescate de una princesa

 El próximo capítulo vuelve a centrarse en la trama de Anna, sin dejar de lado a Jack en ningún momento. Hans también estará presente en este capítulo.
 Anteriormente vimos a Elsa practicando con sus poderes en compañía de Jack, mientras Anna y Kristoff se vieron obligados a detener su viaje por extrañas situaciones climatologías adversas, terminando así en el interior de una caverna para refugiarse del frió viento. Pero Anna no está dispuesta a abandonar la montaña sin Elsa ¿Será posible para ella cumplir su objetivo? 

Sábado 13 de Septiembre
Capítulo 7 de A New Frozen Kingdom
"El rescate de una princesa"

 Hasta la fecha he subido todos los capítulos el mismo día cada mes, pero en día 10 de septiembre lo tengo ocupado todo el día y, en general, las primeras semanas del mes. Así que decidí dejarlo para el fin de semana, que hay más posibilidades de que tenga un momento para subirlo.
 En caso de haber algún cambio, informaré por aquí o bien por Twitter, pero no creo que haya ningún contratiempo.
 Un saludo y gracias por leer.

viernes, 22 de agosto de 2014

Problemas en el blog

 Bueno, por algún motivo todas las imágenes del blog han desparecido, tanto las de este como las de otros que tengo en construcción para futuras historias, aunque otros, como mi blog personal las mantienen (¡y menos mal!). 
 Desconozco el motivo de por qué ha pasado esto, ya he puesto la cabecera, el fondo y las imágenes de los laterales, pero queda todavía por poner las fichas de personaje y las de publicaciones anteriores. 


sábado, 9 de agosto de 2014

Capítulo 6: Una promesa

 Llevaba ya un par de horas intentando que la reina hiciera algo, o que se relajara al menos, pero lo único que logró fue llenar el castillo de nieve, romper una columna y destrozar las escaleras.
- ¿Tú no tienes muy claro el término "relajación" no? - Preguntó el muchacho con cierto sarcasmo.
 Elsa lo miró. No sabía si enfadarse con él por hablarle en ese tono o preocuparse porque sabía que estaba en lo cierto.
- Venga, tan tensa no lograrás nada, relájate, piensa que es un juego ¡disfrútalo! ¿O tengo que tirarte otra bola de nieve a la cara? - Dijo con una sonrisa divertida.
- ¡No! No será necesario. - Elsa cerró los ojos y respiró hondo tratando de concentrarse <<No has de sentir... hazte con ello.>> Las palabras de su padre resonaban en su cabeza. <<No has de sentir, no has de sentir... no sientas>>
 Abrió los ojos y se concentró en un punto concreto de la habitación donde pretendía crear una pequeña nevada. Concentró el poder en la palma de su mano y dejó escapar un rayo de energía que estalló en mil pedazos con el sonido de un relámpago cuando chocó con el suelo. Una fuerte ventisca comenzó a girar en la zona donde Elsa había fijado su mirada, pero el resultado no era el esperado: el suelo se había roto tras el impacto y estalagmitas de hielo parecían levantar la nube que desencadenaba el vendaval.
 <<Bueno>> Pensó Jack. <<Por lo menos se queda en su sitio>>. El muchacho se frotó la sienes un instante. Elsa trataba de controlar su creación pero se ponía nerviosa y lo único que lograba era hacerlo peor, hacía crecer el hielo roto y enfurecía el viento.
- Elsa, relájate. - Le decía el muchacho tras de sí. Pero Elsa solo podía prestar atención a la ventisca que cada vez era más grande, quería controlarla, pero no sabía cómo, se frustraba, se asustaba, trataba de recordar las enseñanzas de su padre <<No has de sentir, no has de sentir>>.
 Jack trató de llamar su atención un par de veces más sin éxito. La reina estaba demasiado obcecada en su imposible misión. Darle un susto ahora que estaba tan concentrada podría ser divertido.
 Se acercó  a Elsa lentamente por la espalda y ella ni siquiera parecía recordad que Jack aun estaba en la habitación. El viento era más fuerte a medida que se acercaba y movía los mechones de su pelo. Siguió avanzando sigilosamente y cuando estuvo lo suficientemente cerca se abalanzó sobre ella agarrándole los brazos.
- ¡Relájate! - Exclamó Jack, un tanto desesperado ya porque todos sus intentos fueran en vano.
 Elsa se sobresaltó al notar el contacto con la piel del muchacho. Sobresalto que provocó que todo el viento que estaba soplando exhalase su último aliento en dirección de ambos jóvenes antes de extinguirse.
 Por unos segundos Elsa se sintió tranquila, relajada y en paz. La estancia, aunque destrozada y con estatuas de hielo abstractas, estaba tan calmada como ella. Hasta que recordó que alguien la estaba tocando. Alguien frio como la nieve. Se apartó rápidamente volviéndose hacia él; quería decirle algo, pero no sabía qué.
- Bueno, eso ha estado mejor. - Elsa seguía mirándolo con una expresión confusa aunque pasmada. - Lo siento... - Dijo el muchacho mirándose la mano mientras flexionaba los dedos. Miró a Elsa de nuevo. - Soy de piel fría.
- No pasa nada. - Consiguió decir finalmente la reina. - El frio no me molesta.
- Sería un tanto irónico ¿no?
- Si, supongo que sí. -Terminó la frase con una pequeña carcajada que trató de ocultar, lo cual le hizo gracia al muchacho, que comenzó a reír después de dedicarle una divertida sonrisa a la reina. Elsa no puedo evitar reírse entrecortadamente, pues no estaba acostumbrada a reír y una reina no puede permitirse el lujo de reírse a carcajadas. 
- Mucho mejor cuando sonríes. - Dijo Jack con una sonrisa mientras cargaba su peso sobre su bastón -. Dime ¿en qué piensas exactamente cuándo intentas usar tu magia?
- Eh... bueno, yo. - Se apartó un mechón de cabello de la cara. - Trato de concentrarme en lo que quiero hacer e intento no sentir. - Al decir esto Jack la miró confuso.
- ¿Cómo es eso de no sentir?
- Pues , eso, no sentir, no tener emociones que puedan despertar mi poder y que hagan que se descontrole.
- ¿Quieres ser como un golem? ¿Quién te dio esa idea?
- Mi... padre. - Consiguió decir bajando la mirada.
- ¿Tu padre también tenía poderes?
- No. Pero mis poderes siempre han estado, de cierto modo, ligados a mi estado emocional. - Explicó mientras jugaba intranquila con sus manos. - Cuando era una niña era capaz de controlarlos, pero desde el incidente que tuve jugando con mi hermana y a medida que crecí mi poder se hacía más fuerte e incontrolable.
- ¿Viniste hasta aquí para proteger a tu hermana?
- Si. Para protegerlos a todos realmente. - Hizo una pausa. - Verás, ayer se celebró mi coronación como reina de Arendelle pero tuve una pequeña discusión con mi hermana que terminó en desastre y ahora todo el pueblo sabe que... bueno, que soy un monstruo.
- ¡¿Un monstruo?! - Exclamó Jack divertido. - El que te haya dicho eso no ha visto muchos. ¿Entonces te has exiliado de tu propio reino? Curioso... y has construido este castillo tu solita. ¿Cómo?
- No... no lo sé, estaba muy asustada al principio pero después pensé que tenía una nueva oportunidad de tener una vida fuera de palacio. Sin gente de la que ocultarme, sin responsabilidades reales, siendo yo misma ¡siendo libre! - Hizo una pausa para coger aire. Sin saber muy bien porque estaba empezando a emocionarse. Sonrió. - Me sentí tan bien en ese momento.
- Porque no estabas preocupada, no tenías miedo. Ahora tienes miedo ¿Pero por qué?
- No lo se... - Se miró las manos -. Siempre he vivido con miedo. Me da miedo que alguien intente encontrarme, me da miedo que le ocurra algo a mi hermana... me da miedo estar sola.
- Pero ahora no estás sola, me tienes a mí.
- ¿Por cuánto tiempo? - Se podía notar la tristeza y la desesperación es sus palabras. Jack la miró un instante y desvió su vista, no sabía que responder ¿Cuánto tiempo estaría él ahí? No podía quedarse para siempre. Entonces recordó algo que le había dicho Hada y metió una mano en el bolsillo buscando algo.
- Toma. - Se acercó a ella y extendió la mano con uno de los anillos que Hada había robado para él. - Si algún día me marcho y me necesitas, si piensas en mi y te pones este anillo te encontraré. - Hizo una pausa y la miró a los ojos -. Te lo prometo.
 Elsa titubeó, pero finalmente cogió el anillo. Lo observó detenidamente, era precioso, claro y trasparente como el hielo. La luz que en él se reflejaba hacia que cambiara levemente de color. Cerró con fuerza ambas manos y las acercó al pecho, como si tratara de proteger el anillo. Como si fuera un tesoro.
- Gracias. - Dijo finalmente la reina con una sonrisa en el rostro.
 Elsa derrochaba gracia y elegancia, pero su rostro siempre estaba triste, preocupado y sus ojos llenos de miedo. Pero cuando sonreía su rostro afligido se llenaba de luz y parecía todavía más bella. Jack llevaba poco tiempo con ella pero enseguida se dio cuenta de que no estaba acostumbrada a sonreír, por lo que cada vez que el rostro de la reina dibujaba una sonrisa él trataba de no perder detalle y disfrutar ese momento. De algún modo sentía que esas sonrisas tenía un poder oculto que le hacía sentir algo que nunca había sentido.
- Jack, yo... - Apartó la vista del muchacho -. No quiero ser grosera pero... estoy bastante cansada y...
- No te preocupes. - La interrumpió -. Me iré a dar una vuelta, tu... - Hizo una pausa -. Digo: vos descansad, alteza. - Terminó la frase con una reverencia.
 Elsa no pudo evitar reírse de nuevo, cubriendo tímidamente su boca con una de sus finas manos; pues, aunque todo el mundo la trataba con tales cortesías, era muy consciente de que Jack no era de esas personas.
 El muchacho se despidió y salió de la estancia por el balcón. El torbellino que protegía el palacio funcionaba a la perfección y los muros seguían en pie. Jack no pudo evitar sentir lástima por Elsa al ver aquello, ella creía ser libre ahora, pero lo único que hizo fue cambiar su jaula por una al aire libre. <<Elsa... Ojalá algún día puedas ser libre de verdad>>.

 No muy lejos de allí Kristoff, Anna y Sven descansaban en una pequeña gruta. Hacía frío, pero por lo menos el viento no les azotaba violentamente como si tratara de cortarles en mil pedazos. A Kristoff le habría gustado encender fuego pero perdió la madera seca, la yesca y el pedernal con el trineo. Salir en busca de palos secos con ese temporal era una locura, pero también lo era quedarse ahí quietos esperando que el frío los consumiera.
 Aunque al muchacho no le gustaba que otras personas se acercaran a Sven, este le cedió su sitio a la princesa para que pudiera calentarse con el pelaje del reno. Anna se había acurrucado junto a Sven. Olía mal, pero no le importaba, solo podía pensar en lo mucho que le dolía el cuerpo y en lo entumecida que estaba por el frio. Quería quitarse una manopla para ver sus dedos, pero le daba miedo y aparte casi no podía flexionarlos. Le dolían.
  Kristoff no estaba mucho mejor, pero trataba de disimularlo. De todos modos el joven estaba impresionado por la determinación de la muchacha, pues aunque era evidente su sufrimiento no se quejó ni una sola vez. Él estaba sentado frente a Sven y Anna moviendo las manos constante mente para tratar de calentarlas y no perder del todo la sensibilidad. Miró a la muchacha, cansada y dolorida, pero que a pesar de ello tuvo que arrastrarla a descansar, pues ella creía que, tal vez, habría algún lugar donde no soplara el viento y podrían pasar.
  Ambos necesitaban descansar pero Kristoff temía quedarse dormido con tales temperaturas y no volver a despertarse, al igual que Anna, la cual se habría quedado dormida de inmediato si no hiciera tanto frío. La princesa no dejaba de tiritar entre en pelaje de Sven <<Si tuviera el trineo podría haber hecho una hoguera y dejarle algo de ropa>>. Kristoff se levantó de su sitió y se acurrucó junto a Anna rodeándola con los brazos.
- Kristoff... - Dijo la princesa con voz débil. - ¿Que estás haciendo?
- Intento darte calor. Espero que si salimos de esta no me condenen por tocar a la princesa. - Dijo con tono burlón.
- No. - Le miró -. No lo harán. Gracias. - Cerró los ojos y apoyo la cabeza sobre el hombro del muchacho.